CALENDARIO 2023 MARZO: París de noche

Vivimos en un rincón de la ratonera, perdidos en un urbanismo del que nunca podremos o querremos escapar (¿cuál es la diferencia?); perdidos entre el espacio minúsculo llamado hogar, y el lugar donde trabajamos para pagar esos pocos metros cuadrados y un mendrugo de pan; perdidos en trayectos de metro, aguantando el mal aliento de nuestro vecino de asiento, aguantando las miradas de reproche de quien se aplasta de pronto contra nuestro cuerpo; perdidos en los lunares de ese chico que nos gusta y nunca será nuestro.

Los filamentos del futuro nos cortan los dedos cuando intentamos asirlos. ¿Cuándo y por qué elegimos este lugar? ¿Cuál es la razón para regresar una y otra vez a esta ciudad de ciudades, esta anticiudad, este sucio laberinto lleno de arte, de grandes edificios, de luces, de olor a meado y vagabundos rascándose la entrepierna bajo sus mantas? ¿Cuánto estamos dispuestos a pagar por el privilegio de estar vivos? París es un gran palacio donde constantemente nos cobran entrada por disfrutar de sus vistas, de sus posibilidades.

Aquí estamos, esperando el milagro. En realidad, el gran milagro es emerger de las bocas de metro y poder respirar un poco de aire. Si fuéramos conscientes de ello, exhalaríamos un gran ¡Ah! como si sobre nuestras cabezas estallaran cientos de cohetes amarillos, como si la noche fuera simplemente vasitos de absenta en les grands bouevards, cerveza barata en Belleville, y chicos de mirada perezosa en la eterna verbena de Le Marais.

En verano, cuando las nubes por fin tengan piedad de todos nosotros, el agua del Sena lucirá tornasolada; en su fondo, peces de muchos colores depositarán un año más sus escamas en ofrenda a la ciudad, así lo hacen desde hace siglos, sin testigos ni recompensa.

Deja un comentario