De luz y hueso

Deseo la luz, la suavidad, pero estoy quieto, muy quieto, para que no se despierten algunas palabras, para no hacer, evitar el error, la caída.

«Es evidente» ha dicho el eco de una vecina en el patio de luces. Tiene razón, es evidente, y me asusta lo evidente, el hecho, la constatación de las pinceladas sobre un cuadro, la necesidad de ejecutarlas para dar sentido al resto. Tengo terror a la totalidad, a lo acabado, al significado.

No quiero dormir y duermo. No quiero comer y como.

He visto a un grabador manejar su punzón eléctrico, repasaba el esquema abocetado a lápiz sobre una pieza de madera. El vídeo seguía muy cerca sus dedos, y el zumbido constante era hipnótico. Con lentitud, el hombre fue dejando un surco irregular, para luego ensancharlo suavemente, hasta que el dibujo de una parra vegetal se extendió por toda la superficie. El plano se abrió para mostrar mejor el resultado, pero no era un trozo de madera, sino una calavera de animal. Un cosquilleo me ha acariciado el cuello, y he imaginado mi propio esqueleto decorado con intrincados arabescos de milímetros de profundidad. Se ha despertado en mí la necesidad de encontrar un punzón como aquel para rasgarme la piel, hacer brotar la sangre, cortar el músculo y llegar al hueso. Así, poco a poco, iría recorriendo mi cuerpo hasta dejarlo libre de todo filamento muscular, por fin relajado, verdaderamente relajado, listo para el sueño y la piedra. Osamenta digna de príncipe en un cuento medieval, capaz de despertar asombro en los dedos del arqueólogo.

Deseo la luz, la suavidad. Me lo repito. Deseo la luz, la suavidad.

Estoy tumbado en la alfombra, con mi cráneo sencillo y sin adornos girado hacia el cielo. He sacrificado algo. Fuego. ¿Un olor? Calma. Me sobreviene un vértigo hondo, de cocaína aspirada al borde de un edificio, de caída libre, de vacío. Se me deshace la tarde, se evaporan las flores que alguien ha traído.

La luz es insuficiente porque no me quema, la suavidad es insuficiente porque no me hiere.

Mathew Macquarrie vía Unsplash

Un comentario sobre “De luz y hueso

  1. Es una evocacion penetrante, violenta pero liberadora de la vanidad y fragilidad humana, de la vacuidad de sus actividades, de los excesos y de la brevedad de su existencia para alcanzar el sueño pacifico, eterno y quizas feliz de una sublime bodegon.

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