[Publicaciones] ‘Polvo de estrellas’ y ‘La tempestad’

Seguimos en este año de aniversario para el blog y, pese a los propósitos iniciales, las entradas siguen siendo escasas. Resulta difícil encontrar el tiempo, que es precioso, pero más difícil resulta encontrar la energía, las ganas.

En los últimos meses se han publicado dos textos con mi nombre, pero no los he celebrado aquí, ni prácticamente en ningún sitio. ¿Por qué? Por el barro y la sangre, que entorpecen los movimientos y ceban la timidez y la modestia, cualidades poco útiles para cualquier artista. Sea como sea, me he hecho con una toalla para limpiar por encima este desastre y hablaros de lo mío.

‘Polvo de estrellas’

En marzo, la revista ‘La Gran Belleza’ publicó mi relato ‘Polvo de estrellas’ en su número dedicado a ‘La Luz’. En esta ocasión, la ilustración ha corrido a cargo de Lem Castañeda, que ha logrado capturar la turbia esencia del texto. Ya os hablé en su momento de esta revista, el año pasado publicaron otro de mis cuentos, ‘Voces y contravoces’.

En esta ocasión, ’Polvo de estrellas’ es una especie de monólogo cabreado, pura rabia enroscada en un crescendo que escupe varias preguntas, las mismas preguntas de siempre, y que no (o quizá sí) encuentran respuestas.

Estoy especialmente conforme con su publicación, porque no se trata de un texto fácil, al contrario, en un mundo cada vez más entregado a lo políticamente correcto, el sabor ácido que deja este relato (o al menos eso pretende) no es del gusto de la mayoría. Para mi suerte, ‘La gran belleza’ es una publicación comprometida con la literatura, y no con la moralina cotidiana.

Podéis adquirirlo en librerías ‘La central’, o en cualquiera de los puntos de venta de toda España, que encontrareis listados aquí.

O también podéis comprarlo online en este enlace.

«Roto bajo la calma boba de otra noche de insomnio. Estoy cansado de hacer preguntas y buscar un sentido a esta marea constante de segundos sublimados en minutos, cristalizados en días, semanas, meses, años. Soy el rey de trapo, un muñeco con mecanismo interno, un pelele de movimientos torpes sonriéndole a la vida.»

‘La tempestad’

De igual modo, por segundo año consecutivo he tenido el placer de participar en el Certamen de relatos de la asociación ‘Calechos de Babía y Luna’, de la que también os hablé hace un año. En esta ocasión, el jurado eligió mi texto ‘La tempestad’, en su antología anual de relatos, cuyo tema giraba en torno al agua.

La historia se desarrolla en un paisaje apocalíptico: la sequía es permanente desde hace muchos años, y las grandes preocupaciones del protagonista son dos: el agua, y la compañía. En esta doble búsqueda, el hombre ha adquirido el hábito de recitar de memoria distintas obras, lo hace con el objetivo de entretenerse, pero ‘La tempestad’ de Shakespeare tiene una relevancia por encima de las demás, y el protagonista vuelve a sus versos insistentemente.

Este juego, está alusión constante a la obra teatral, pretende homenajear la deuda que todo escritor tiene con la herencia de los grandes autores, pero también quiere evocar las mismas cuestiones que pueden leerse en la obra de Shakespeare, acerca de la autoridad y la justicia. Lo que mi texto intenta como objetivo último, más allá de contar una historia, es reflexionar sobre el uso que hacemos del agua y del medioambiente, mostrando las serias repercusiones que el abuso puede provocar. De igual modo, el relato reverencia un mundo mítico, invocado a través de la ficción, y si bien puede parecer carente de sentido en circunstancias tan duras, se revela fundamental en la supervivencia del protagonista.

Podéis adquirir el libro poniéndoos en contacto con Elías Valcarcel, de la asociación ‘Calechos de Babia y Luna’ en su e-mail: evq@bcp.es

«– ¿Tienes miedo?
Descendió la pendiente que conducía a la parte baja del pueblo, zigzagueando por las calles de asfalto reventado. El sol caía a plomo sobre los escombros, y las chicharras martilleaban la mañana. Sudaba, pero no buscó refugio en ninguna de aquellas casas de puertas abiertas. Al pasar cerca del camino de la vaguada, el hombre se detuvo y murmuró:
–No, monstruo; yo no.»

Deja un comentario